El canto gregoriano fue desarrollado desde el comienzo de la iglesia católica.
Sus orígenes vienen de la practica música de la sinagoga judía y de las primeras comunidades cristianas, aunque lo que hoy llamamos canto gregoriano surge al desarrollarse el rito romano en contacto con el galicano.
En el siglo VII, el papa gregoriano I recopiló los cantos que se entonaban en los rituales en un volumen llamado antifonario, adaptándolos a cada ritual para que tuvieran sentido.
Es un canto litúrgico, homófono y en latín en la iglesia católica. Surde como resultado de la evolución del canto romano confrontado en galicano. Fue desarrollándose con el tiempo con la iglesia católica a lo largo de los siglos.